Abigail y los filisteos
Cuando David le pide comida al rico Nabal, el hombre rico se niega, pero Abigail elude la soberbia de su esposo. La necedad de Nabal se ajusta a su nombre (1 Samuel 25:25), y su comportamiento recuerda las maldiciones en Deuteronomio. Por el contrario, la aceptación de David por parte de Abigail destaca su hospitalidad. Junto con sus acciones admirables, ella también le da a David una charla profética. El discurso de Abigail recuerda la victoria de David sobre Goliat el filisteo y también anticipa la desaparición de Saúl en manos de los filisteos.
Abigail le dice a David: «Una persona ha resucitado (קום; kúm) para perseguirte (רדף; radáf) y buscar tu vida. Pero la vida de mi señor estará atada a la vida con el Señor tu Dios, y la vida de tus enemigos [Dios] será arrojada (קלע; kalá) a partir de la mitad de la honda (קלע; kelá)» (1 Samuel 25:29). Hasta ahora la persona que «persigue» (רדף; radáf) a David ha sido Saúl (consultar 1 Samuel 23:25-28; 24:14). Sin embargo, Abigail también evoca a Goliat, quien «se levantó (קום; kúm) contra David» (1 Samuel 17:48). Como respuesta, el joven pastor «sacó una piedra, la colgó (קלע; kalá) y golpeó al filisteo... [y] David prevaleció sobre el filisteo con una honda (קלע; kelá)» (1 Samuel 17:49-50 ) Por lo tanto, cuando Abigail menciona que los enemigos que se levantan contra David fueron arrojados como si fuera una honda, ella alude a Saúl y recuerda a Goliat el filisteo.
El lenguaje de Abigail también presagia a Saúl preguntándole a Samuel sobre una inminente amenaza filistea. Abigail le dice a David que estará «atado (צרר; tzarár) en el paquete (צרור; tzerór) de la vida con el Señor que vencerá a su enemigo (איב; oyév)» ( 1 Samuel 25:29). La palabra hebrea para «atado» (צרר; tzarár) también puede significar «angustiado», como es el caso de solo tres capítulos después. Cuando Saúl visita a Endor y evoca a Samuel del reino de los muertos, Saúl le dice al profeta fallecido: «Estoy muy angustiado (צרר; tzarár) porque los filisteos hacen la guerra contra mí» (1 Samuel 28:14). Como respuesta, Samuel le dice a Saúl: «El Señor se ha apartado de ti y se ha convertido en tu enemigo (ער; ár)» (1 Samuel 28:16). Las palabras de Abigail a David presagian esta conversación posterior, aunque su afirmación de que David estará «atado» de forma segura (צרר) se convierte en un Saúl «angustiado» (צרר) ante el silencio de Dios. La preocupación de Saúl por la ausencia divina se hace realidad cuando muere luchando contra los filisteos (ver 1 Samuel 31). En retrospectiva, la declaración de Abigail es una profecía perfectamente simétrica: ¡así como Dios ayudó a David a derrotar a los filisteos con una honda, el Señor mantendrá a David atado amorosamente mientras su afligido enemigo, Saúl, es arrojado en las manos de los filisteos!
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